BUENOS AIRES (ANP) .- Toda película “inspirada en hechos reales” debe tener un alto grado de correspondencia con los acontecimientos que relata, pero eso no quiere decir que los abarque en su totalidad, o que en búsqueda de lograr un efecto dramático acentúe algunas escenas por sobre otras, tal como pasa en «Argentina 1985».
“Argo”, por ejemplo, tiene un final que dista de cómo fue en realidad, asi como “Las Horas más oscuras”, que narra el ascenso de Winston Churchill al cargo de Primer Ministro durante la Segunda Guerra Mundial, tiene un discurso final mucho más enfatizado del que fue realmente. Y si se quiere, en un tema más llano, “Rapsodia Bohemia” muestra a Freddy Mercuri diagnosticado con SIDA semanas antes del concierto del Live Aid, algo que supo dos años más tarde.
Todas ellas fueron ganadoras de algún premio Oscar, ya sea a la Mejor Película, o la Mejor Actuación y su dramatismo no está en duda, pero para veracidad están los documentales, a los que se puede recurrir con facilidad.
“Argentina 1985” se basa en la historia de los fiscales Julio Estrassera y Luis Moreno Ocampo, quienes llevaron contra reloj en apenas cuatro meses la investigación para juzgar a los ex comandantes de la dictadura militar.
Es una muy buena «película de juicios”, donde un fiscal viejo y curtido en los quehaceres de los tribunales se une por el azar con uno nuevo, idealista, ambos en búsqueda de la verdad y de que “se haga justicia”, a los que se suman un grupo de jóvenes que quieren renovar «la justicia».
Impagable Strassera-Darín diciendo que no se va a poner a llorar por cada testigo que alguna vez le jugó en contra, o Moreno Ocampo-Peter Lanzani como el joven que se atreve a ir a pelear, en términos ideológicos, al mismísimo programa de Bernardo Neustadt.
La crítica que se le puede hacer a esta película es que no enfatiza ciertos aspectos históricos decisivos que antecedieron al juicio, como fue que el último dictador, Reynaldo Bignone, dictó un “Ley de Amnistía” que benefició a los militares, medida que contó con el apoyo explícito del peronismo.
Habría que esperar a diciembre de 1983 cuando el flamante presidente electo, Raúl Alfonsín, derogó ese decreto/ley, degradó a los comandantes y estableció su juzgamiento, al igual que a los líderes guerrilleros.
La película habla sobre “las leyes de impunidad” en obvia alusión a las de Obediencia Debida y Punto Final, pero omite el indulto generalizado que luego se plasmaría en el Gobierno del también peronista Carlos Menem.
Y así como mostró el vergonzoso discurso del ministro del Interior, Antonio Tróccoli, faltó -si se quiere un poco más de rigor- las patéticas declaraciones de los sindicalistas Jorge Triacca, y Ramón Baldassini.
Pero para eso están los documentales, los libros, la internet. “Argentina-1985” es una gran película para ver, disfrutar, y aplaudir.