BUENOS AIRES, SEP 10 (ANP) – Tratar de vislumbrar lo que podría pasar con la economía tras las elecciones legislativas de este año puede ser tarea de astrólogo. No obstante, los analistas de mercado tratan de tener alguna aproximación en el cortísimo plazo para definir estrategias. Se ha corrido la idea de que una derrota del gobierno podría ser una buena noticia porque anticiparía un cambio de orientación de políticas hacia una mas amigable con el sector privado. No obstante esto podría ser al revés.
«Si el resultado electoral de 2021 resultara poco satisfactorio para el actual gobierno nacional, y se decidiera por una política fiscal aún más expansiva que lo que viene aconteciendo en el segundo semestre de este año, claramente las consecuencias serán una inflación más alta (mayor emisión) o una deuda remunerada cada vez mayor del BCRA, que a mediano o largo plazo también terminaría en mayor inflación», advierte la Fundación Mediterránea en el ultimo trabajo del IERAL, su escuela ne negocios.
El IERAL parte de la teoría de «quemas las naves» que podría aplicar la administración de Alberto Fernández si intuyera que a partir de una derrota en las legislativas se esfumara la posibilidad de un triunfo en 2023.
«Por ejemplo, si en lugar de un déficit primario de 3,5% del PIB, a fin de 2021 el déficit primario fuera de 5,0% del PIB,
y el Tesoro lograra un rollover de deuda el resto del año similar al alcanzado en agosto último (98%), entonces los pasivos remunerados del BCRA se acercarían al 11% del PIB a fin de año, que se compara con el máximo de 11,4% observado en 2017, el máximo anterior y previo a la crisis “licuadora” de 2018», dice el reporte.
Por ello, la Mediterránea propone pensar que convendría a los inversores que gane el gobierno, aunque se en un acotado margen, porque podría hacer suponer en un triunfo en 2023, que lo obligaría a ordenar el contexto macroeconómico.
«Si tras las elecciones de noviembre próximo, en el oficialismo nacional consideran que tienen probabilidad alta o media de retener el poder en la elección de 2023, podrían existir cambios en la política económica que apunten a acomodar (al menos
parcialmente y no necesariamente con un shock) algunas variables desequilibradas (ejemplo, tipo de cambio oficial, tarifas), que le den aire para desarrollar una nueva política expansiva más cerca de la próxima elección, la que se considera más
importante, pues define la nueva administración de gobierno», plantea la entidad.
Eso implicaría, por ejemplo, la firma de un acuerdo rápido con el Fondo Monetario Internacional (FMI), señala la Fundación Mediterránea.