BUENOS AIRES (ANP).- La derrota de Boca 1 a 0 contra Independiente no se consumió al séptimo técnico de la época de Juan Román Riquelme, porque Mariano Herrón fue siempre “su representante” ante los que dirigían el equipo.

La derrota del lunes no fue más que una continuación de la línea errática de juego con la que se viene presentando Boca desde que Riquelme asumió, primero la vicepresidencia, y luego la presidencia de la institución.

Ahora, tiene que “salir corriendo” a buscar un técnico para disputar “El mundial de clubes” que se disputará dentro de un mes en los Estados Unidos.  Y este, a su vez, este tiene que comprar “un par de jugadores” para que el equipo pueda hacer un papel decoroso contra el Bayern Munich, el Benfica, conjuntos estos que no se toman muy en serio el certamen, y el más modesto Auckland City.

Atrás quedaron las compras de Carlos Zambrano, Norberto Briasco, Diego “el pulpo” González”, y más acá, Sergio Romero, Nicolás Figal, Cristian Lema, Ander Herrera.  Además, todavía tendrá que decidir qué hace con Marcos Rojo, quien juega dos partidos y al tercero se lesiona, cuando no se “le salta la cadena” y provoca infracciones innecesarias, algo similar a lo que le ocurre a Edinson Cavanni, Frank Babbra o Luis Advincula.

Pero el tema es quien querrá agarrar ese “fierro caliente” que navega sin rumbo desde el 2021, cuando el propio Riquelme despidió a Miguel Ángel Russo, quien hoy “saca agua a las piedras” de un San Lorenzo quebrado económicamente.

Porque fue bajo la conducción de Russo, Boca se consagró en la Liga 2019/2020 y en la Copa de la Liga 2020, además de eliminar a River en dos torneos: la Copa Argentina 2020 y la Copa de la Liga 2021.

Pero a pesar de eso, una serie de malos resultados, en especial, la eliminación de la Copa Libertadores, hicieron que Russo “se alejara” de Boca no sin fastidio.

“Nos traían los Orsini, los Rolón, los Briasco, “jugadores que no habíamos pedido, en puesto que no necesitábamos”, dijo Russo a sus allegados.

Quién tome la posta tomará un equipo a la deriva y con la difícil misión, pero no imposible, de no perder contra Auckland City, y de ahí en más, comenzar una renovación que implique un estilo de juego que dure, al menos, dos años.

Por NP