BUENOS AIRES (ANP).- El presidente de Chile, Gabriel Boric, denostado muchas veces por sus posiciones de izquierda, se ha puesto a la cabeza de América Latina para condenar al gobierno venezolano de Nicolás Maduro, acusado de falsear elecciones y de violar los derechos humanos.
Un mes después de que Boric junto a otros líderes latinoamericanos, respaldara las denuncias de fraude de la oposición en las elecciones presidenciales del 28 de julio, el clima se ha enrarecido con el arresto de decenas de opositores, y no hay señales de que Maduro dé marcha atrás, a pesar de la presión internacional.
La posición de Boric, de 38 años, se ha diferenciado del resto de la izquierda latinoamericana, estancada en antiguas disputas ideológicas, y el mandatario chileno no ha dudado en definir a Maduro como un “dictador”.
Sus opiniones han vuelto a sembrar dudas entre quienes apoyan la democracia liberal o aquellos que respaldan los llamados “procesos revolucionarios” de la región, iniciados bajo la influencia de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959.
Durante décadas Cuba fue vista como una víctima del embargo económico dispuesto por Estados Unidos, a pesar de tener un sistema político de partido único, sin prensa libre, con presos políticos, pero esa posición parece estar cambiando en la actualidad con la llegada de varios gobiernos de derecha y de ultra-derecha.
El 20 de diciembre de 2021, cuando Boric ganó la presidencia, tras vencer al ultraderechista José Antonio Kast, Maduro celebró su triunfo recordando al presidente Salvador Allende, que sufrió un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973.
Ahora, sin embargo, el líder izquierdista chileno parecer ser el más acérrimo enemigo del jefe bolivariano que gobierna Venezuela desde hace un cuarto de siglo, tras la muerte de su mentor Hugo Chávez.
Ni siquiera el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que en octubre enfrenta elecciones municipales con su Partido de los Trabajadores (PT), ha tenido un papel tan decidido contra Maduro como el presidente chileno.
Boric, sin embargo, fue ridiculizado por Diosdado Cabello, el número dos de la revolución chavista, nombrado ahora ministro del Interior, Justicia y Paz, que lo calificó de “Merluzo” (tonto) y “Boboric”, por no reconocer la victoria de Maduro.
“Las etiquetas de izquierda o de derecha están pasando de moda. Ahora existe una división entre los gobiernos democráticos y aquellos que no lo son; por eso es entendible la posición de Boric contra Maduro, independientemente de que él se identifica como socialista”, dijo el académico Juan Alberto Rial.
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, Rial opinó que Maduro “no es de izquierda: es simplemente un dictador, porque un líder de izquierda privilegia la voluntad popular, la agenda de derechos humanos, la agenda inclusiva, el desarrollo económico”, entre otras cuestiones políticas.
Rial, secretario del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), dependiente de la Universidad de La Plata, señaló que Boric “más allá de que es de izquierda, es un demócrata cabal” y recordó que el ex líder estudiantil chileno “vino a la asunción presidencial de (Javier) Milei, el pasado 10 de diciembre, y está claro que ideológicamente no tiene ningún punto de contacto con la forma de ver el mundo” del mandatario argentino.
Pese a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) certificó el triunfo de Maduro, tanto Lula como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, sugieren que una manera de resolver la crisis venezolana es presentando las actas de votación de los comicios.Boric, en cambio, tiene una posición mucho más dura: insiste en que Maduro intentó cometer fraude. Por eso fue uno de los primeros de la región en apoyar a la oposición venezolana, liderada por la proscripta dirigente María Corina Machado y al candidato González.
El presidente brasileño (foto), por otra parte, fue calificado el lunes de “arrastrado” por el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, durante una cumbre telemática de jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP). Lula, sin embargo, continúa sin reconocer el triunfo de Maduro.
El líder del PT, junto a los gobiernos de México y de Colombia, propone la formación de un gobierno de coalición, integrado por miembros del chavismo y de la oposición, o la convocatoria a nuevas elecciones.
La segunda de estas iniciativas ya fue rechazada por Corina Machado. Su postura es que Maduro acepte una transición negociada.