BUENOS AIRES (ANP). El fusionismo político iniciado en 1983 por el ala liberal-conservadora de Argentina, con el ala nacionalista-reaccionaria, y la nuevos actores sociales, desencantados por las promesas incumplidas del gobierno de Cambiemos, fueron los elementos que alineó Javier Milei para llegar al poder, aseguró el cientista social Martín Vicente.
Doctorado en Ciencias Sociales en la UBA Vicente caracterizó la familia liberal-conservadora argentina como “republicana en lo político, capitalista en lo económico y elitista en lo cultural”, mientras que calificó al sector nacionalista-reacccionario como “autoritaria en lo político, corporativo en lo económico y tradicionalista en los cultural”.
Vicente, en declaraciones al canal Veo – Veo, explicó que tras el fracaso de la última dictadura “el nacionalismo reaacionario entró en la marginalidad política y el libarlismo-conservador hegemonizó el espacio, pero fue, a su vez hegemonizado, por el neoliberalismo”.
Este neoliberalismo “aprende a actuar en democracia. pero basado en lo que se llama la ´revolución conservadora´ en Estados Unidos, que es la idea del fusionismo político” del teórico Frank Meyer, que indica que “deben convivir y potenciarse derechas muy disímiles” para “generar un movimiento conservador-libertario o libertario-consevador, que es la idea en la que abreva Javier Milei”.
El investigador del Conicet, y coautor del libro “Está entre nosotros ¿de dónde viene y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vinos venir?”, – que coordina el sociólogo Pablo Seman- explicó que “Milei y su fuerza, La Libertad Avanza, es fusionista en los términos argentinos, porque conviven ahí neoliberales; anarco capitalistas y nacionalistas, como la vicepresidenta Victoria Villarruel, con ideas muchas veces religiosas, como el propio Millei y su idea mesiánica sobre su conversión al judaísmo”.
En otro tramo de la entrevista Vicente señaló que “hay una suerte de idea de mínima de Mieli, que es hacer una serie de reformas económicas, culturales e institucionales que queden grabadas más allá de los tiempos de una o más gestiones”.
En el primer proyecto de Ley de Bases, aquel que tenía más de 600 artículos, Milei “claramente tiene una idea de transformación de la esfera institucional, sea esto escrito en un texto constitucional o sea más bien por la práctica”.
Vicente advirtió que “no hay que dejarse tentar con el dianótisco progresista que señala que la batalla cultural viene a tapar el fracaso de la economía. Las dos cosas van juntas para Milei”.
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