BUENOS AIRES (ANP).- La muerte de Alexei Navalny, ocurrida el viernes en una prisión del Ártico, muestra una de las caras más siniestras del gobierno del presidente ruso Vladimir Putin, al cumplirse casi dos años de la invasión de Ucrania.
La respuesta del Kremlin rechazando las acusaciones de Estados Unidos y de la Unión Europea sobre su presunta responsabilidad en el fallecimiento del principal opositor ruso, llega en un momento en que la relación con Occidente está resquebrajada desde que Moscú invadiera Kiev, el 22 de febrero de 2022.
De todos modos, la muerte de este abogado, de 47 años, ganador del Premio Sajarov a la libertad de conciencia en 2021, está cargada de sospechas e interrogantes no explicados en un primer momento por los funcionarios rusos.
Su deceso se suma al de otros opositores fallecidos en extrañas circunstancias, tras enfrentar públicamente a Putin, que gobierna Rusia desde el 2000, entre ellos la periodista Anna Politkovskaya y el exagente de la KGB, Alexander Litvinenko, muerto en Londres en 2006, tras ser envenenado con polonio radioactivo 210.
El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó: “No se equivoquen: Putin es responsable de la muerte de Navalny. Lo que le ocurrió es una prueba más de la brutalidad de Putin. Nadie debería dejarse engañar, ni en Rusia, ni en casa, ni en ningún lugar del mundo”.
Navalny, que durante más de una década denunció la corrupción en el gobierno ruso, falleció luego de perder el conocimiento, tras haber realizado ejercicio al aire libre por la cárcel, según informó el Servicio Penitenciario ruso.
El 20 de agosto de 2020, cuando viajaba en un avión entre Siberia y Moscú, sobrevivió a un atentado con agente nervioso novichok, sustancia creada en los años soviéticos con fines militares. En aquella circunstancia, Navalny acusó a Putin de haberlo envenenado. Pero el líder ruso rechazó todas las acusaciones en su contra.
Así y todo, el líder opositor regresó en 2021 a Rusia donde fue condenado a tres años y medio de cárcel por violar una sentencia suspendida por malversación de fondos.
Pero en 2023 fue juzgado nuevamente y sentenciado a 19 años de prisión suplementaria por cargos de “extremismo”.
Desde su celda en una cárcel del círculo polar Ártico, llamada “Lobo polar”, ubicada a 1900 kilómetros al noreste de Moscú, el líder opositor convocó a los rusos a ganar las calles luego de la invasión de Ucrania.
Su muerte ocurre a un mes de que se realicen elecciones presidenciales en Rusia, en las que Putin es favorito para lograr su reelección por seis años más. También sucede durante una ofensiva rusa que provocó que las fuerzas ucranianas se retiraran de la ciudad de Avdiivka, un barrio ubicado en las afueras de la capital de la región sureste de Donetsk, debido a que las tropas leales al presidente Volodimir Zelensky se estaban quedando sin municiones.
“Hay claramente una superioridad de los rusos luego del fracaso de la contraofensiva ucraniana. Las idas y vueltas del apoyo que le está dando Occidente redunda en beneficio de Moscú, que podría conquistar más del 20% de territorio que tienen actualmente”, dijo Sebastián Vigliero, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En declaraciones a la agencia Nuevas Palabras, el analista advirtió que “Putin puede ganar más territorio todavía, ya que Moscú no se va a ir de Ucrania, más allá de cualquier operación política que lance Estados Unidos”, y remarcó que “el costo de la guerra es muy grande”.
Vigliero dijo que Putin “tiene en contra a muchos países, no a todos, porque hay naciones que lo respaldan en contra de la comunidad internacional”, y al respecto recordó que “hay que tener en cuenta que (entre el 15 y el 17 de marzo) habrá elecciones en Rusia, donde el favorito es Putin, que ganaría por una mayoría demasiado abultada”.
“Por eso no es extraño que para mantenerse en el poder, Putin tenga dos frentes abiertos: el interno, donde lo tiene todo cubierto, y el internacional para asegurar que hay Putin para rato. Hay que preguntarse qué pasará mañana si no está el líder ruso, ya que los halcones que tiene a su lado y por detrás son de pensamiento más conservador”, afirmó el académico.
Según el analista, esta situación “es muy interesante para ver que piensa el grupo de ´San Petersburgo´, formado por amigos como (el fallecido oligarca Yevgueni) Prigozhin y otra gente del círculo íntimo de Putin”.
Este ejército privado de mercenarios, llamado también Grupo Wagner, fue formado en 2014 por Yevgueni para luchar junto al ejército regular ruso en Ucrania, según informes de la cadena británica BBC.
Pese a las críticas de Occidente, Putin mantiene en la actualidad una popularidad de alrededor del 80% entre los rusos, según informes del centro independiente Levada.