La inflación de mayo apunta a cerrar con un «piso» de 8,6%, siempre y cuando los precios en la segunda quincena repitieran la evolución descendente del mismo período de abril, pero podría ubicarse en el 10,4% o más, si hubiese una continuidad de la aceleración inflacionaria de los primeros días del mes.
Ese es el pronóstico de la Fundación Libertad y Progreso (LyP), en base a los datos computados al 12 de mayo, con precios que mostraron un alza de del 7,3%, dos puntos porcentuales más que en las dos primeras semanas de abril.
Alimentos y bebidas no alcohólicas, el rubro con mayor incidencia dentro del IPC, mostró un aumento de 7,4% en la primera mitad del mes, acelerándose en 1,5 punto porcentual con respecto a la segunda semana de abril y apuntando a una suba de más del 9% en mayo.
Los rubros que presentaron mayor aumento acumulado fueron “Vivienda” (13,1%), “Mantenimiento del hogar” (9,2%), “Alcohol y tabaco (8,7%) y “Medicina” (8%).
LyP consideró que en mayo «hay dos factores que presionan al índice hacia arriba: por un lado, hay que tener en cuenta que, debido a la aceleración de las últimas dos semanas de abril, el arrastre estadístico supera los 2p.p., el doble que en los meses previos. Pero, además, los bienes y servicios regulados inciden aproximadamente en 1,7 puntos en la suba del IPC general», por las subas en electricidad, gas, prepagas, colegios privados, combustibles y transporte público.
Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación dijo que “el próximo gobierno recibirá un Banco Central quebrado. Las reservas netas, que hoy son negativas en US$1.000 millones, estarán probablemente en cero. Y, además, bajo
la dinámica actual, los pasivos remunerados representarán 3 veces o más la base monetaria. Son desequilibrios que en el país no se observaban desde finales de la década de 1980”.
Su colega Lautaro Moschet advirtió que “la dinámica de las últimas semanas muestra que el piso de inflación es cada vez más alto. La suba de tasas de interés logró contener por el momento la corrida cambiaria, pero el salto del nivel tuvo un fuerte impacto en los precios. Aunque claro está, a expensas de elevar el déficit cuasifiscal».
«A su vez, cada vez hay más bienes y servicios indexados en la economía que se actualizan mensualmente. Dado el contexto, la única forma de bajar la inflación es mediante un plan de estabilización creíble y lamentablemente el gobierno no se encuentra en condiciones de realizarlo», completó.
Por su parte, Santiago Casas explicó que “la aceleración inflacionaria no cede y es realmente preocupante. Desgraciadamente, Argentina vuelve a transitar una dinámica hiperinflacionaria. La persistente necesidad del Estado de financiarse con emisión monetaria provoca que la moneda vaya perdiendo valor. A sabiendas de esto, la gente trata de deshacerse de los pesos lo más rápido posible”.
Casas agregó “bajo este proceso, la probabilidad de entrar en una hiperinflación va en aumento, y lo notaremos en mayores pisos de inflación mensual. El momento de explosión ocurrirá cuando la gente huya de los pesos para comprar bienes u otra moneda (dólares). Gran parte de la demanda de pesos hoy está contenida por el cepo cambiario, pero a costa de una caída en la actividad económica”.