El mal resultado fiscal del primer bimestre, con un déficit primario que más que se duplicó respecto del mismo período del año pasado, deja un margen más estrecho para el resto del año si es que se pretende cumplir con la meta de un 1,9% del PBI acordada con el Fondo Monetario Internacional, en un año electoral y con el agravante de una significativa caída de ingresos por el impacto de la sequía.
«El cumplimiento de la meta por parte del gobierno requiere la generación de nuevos ingresos, de una mayor reducción real del gasto o una combinación de ambos», sostuvo al respecto el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
El déficit acumulado en el primer bimestre ascendió al 0,25% del PBI, por lo que hará falta en los diez meses restantes un saldo negativo de no más de 1,65% para alcanzar el objetivo fiscal firmado con el FMI.
A primera vista, pasar del un 2,33% en 2022 a un 1,9% en 2023 parece difícil si se tiene en cuenta que en enero y febrero la tendencia fue en sentido contrario y «el déficit en términos del PBI se multiplicó por 2,3 veces», observó la entidad dirigida por Nadín Argañaraz.
IARAF recordó que «a fines de marzo de 2022, cuando se firmó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se tenía un déficit primario acumulado de 0,24% del PIB, restando nueve meses para cumplir con la meta anual del 2,5% del PIB».
«El déficit primario entre abril-diciembre de 2021 había sido de 2,88% del PIB, mientras que para cumplir con la meta del FMI en 2022 el déficit primario entre estos meses debía ser de 2,27%», requiriéndose entonces una reducción del déficit primario del 0,61 punto del PIB en el periodo abril–diciembre de 2022 respecto al mismo
período del 2021, es decir una reducción promedio mensual de 0,07 puntos porcentuales.
Como el déficit primario efectivo de 2022 fue de 2,3% del PIB, el esfuerzo fiscal necesario para cumplir con la meta de 1,9% del PIB de 2023 deberá ser de 0,4 puntos porcentuales, pero este año no habrá ingresos por rentas primarias excedentes (0,3% del PIB) y, además, se estima una reducción de la recaudación del 0,5% del PIB debido a la sequía, es decir una caída de ingresos adicional de 0,8% punto porcentual.
Eso implicará que el esfuerzo fiscal ya no será de 0,4 sino de 1,2 punto porcentual, a razón de 0,1 punto por mes.
Pero el resultado fiscal del primer bimestre agravó la situación y en consecuencia el esfuerzo fiscal del periodo marzo-diciembre de 2023 para cumplir con la meta es de 1,37%, es decir, una reducción promedio mensual de
0,14 punto del PIB.
«Del análisis del indicador se desprende, con toda lógica, un mayor esfuerzo mensual requerido debido a la sequía. Además, se aprecia que aun sin sequía el indicador de esfuerzo fiscal promedio mensual aumenta para los últimos 10 meses del año respecto al indicador que se tenía para los últimos 11 meses», finalizó IARAF.