La Argentina cerró 2022 con un déficit acumulado de US$ 2.254 millones en su intercambio con Brasil, después de dos años en el que el superávit había interrumpido una tendencia desfavorable de más de una década.
“De todas formas, el déficit de este año aún se encuentra por debajo de los años anteriores (en 2004-2018) cuando promediaba los US$ 3.500 millones anuales”, señaló la consultora ABECEB, en el análisis de la información aportada por el Ministerio de Economía del país vecino.
Si bien la asunción presidencial de Luiz Inácio Lula Da Silva y su reunión bilateral con Alberto Fernández incrementaron las expectativas en torno de las relaciones bilaterales, ABECEB advirtió que “hay que ser cautos en cuanto la posibilidad de que haya cambios sustanciales en el flujo comercial con el Brasil”.
Entre las razones destacadas para justificar su cautela, la entidad dirigida por Dante Sica sostuvo “algunos obstáculos de índole macro-institucional y estructurales”, como “la falta de rumbo del Mercosur (que no termina de erigirse como Zona Libre de Comercio ni como Unión Aduanera), los escasos acuerdos “más allá de lo estrictamente arancelario en materia de servicios, inversión, normas técnicas y laborales”, así como “el doble cobro del Arancel Externo Común y su falta de revisión-, la volatilidad macroeconómica argentina y la incompatibilidad de políticas macro entre ambos países y la ausencia de financiamiento para proyectos de integración regional”.
Por otra parte, ABECEB apuntó “dificultades a nivel sectorial que obstaculizan un avance más profundo en la relación bilateral”, entre las que mencionó “la concentración en sectores tradicionales que derivó en una consistente caída del flujo comercial entre ambos países, el mayor tamaño relativo de las empresas brasileñas, diferencias en términos de regulaciones y barreras fitosanitarias y la ausencia de fomento a nichos competitivos o con mayor necesidad de inversión”, como la industria del software, biotecnología, energía, entre otros.
El déficit de 2022 “fue consecuencia de importaciones que crecieron muy por encima de las exportaciones” con niveles de US$ 15.358 millones (+29,3%) y US$ 13.104 millones (+9,7%), respectivamente.
En diciembre, el saldo comercial bilateral presentó un pequeño superávit de US$ 4 millones, como consecuencia de importaciones y exportaciones que alcanzaron respectivamente los US$ 978 millones y US$ 981 millones.
Los dos primeros puestos entre los productos importados el año pasado fueron “Partes y accesorios para vehículos automotores” y “Vehículos de pasajeros”, seguidos en orden de importancia por “Mineral de hierro y concentrados”, “Papel y cartón” y “Motores de pistón y sus partes”.
En las exportaciones, los primeros puestos fueron ocupados por “Vehículos a motor para el transporte de mercancías y usos especiales”, “Vehículos de pasajeros”, “Trigo y centeno, sin moler”, “Motores de pistón y sus partes” y “Propano y butano licuados”.