Los intereses que paga la deuda remunerada del Banco Central en un año se multiplicaron por 7,9 veces entre enero de 2020 y septiembre de 2022 , según estadísticas de la propia autoridad monetaria relevadas por la Fundación Libertad y Progreso.
«Suponiendo que el BCRA no aumentara el stock de deuda remunerada, renovándola a la tasa actual, y solo emitiese para pagar los intereses que genera, este proceso llevaría a más que una duplicación de la base monetaria en el período de doce meses (+128%)», añadió.
La entidad indicó que en enero de 2020 el BCRA tenía un stock de deuda remunerada por $ 1,5 billón, que devengaba intereses anuales por $ 0,7 billón.
«Al 19 de septiembre de este año, el stock de deuda remunerada subió a $7,7 billones y los intereses anuales a $5,8 billones. Por otro lado, si se mantuviera la tasa actual y no se pagaran los vencimientos de intereses, la deuda remunerada llegaría a $ 15.600.000 millones en el término de un año. O sea, sería un 180% mayor a la actual base monetaria, casi la triplicaría; lo que da una medida de la “bola de nieve” de pasivos que está gestando el BCRA», alertó.
LyP manifestó que «el incremento en los stocks e intereses se debió a dos factores», el primero tiene que ver con el proceso de financiamiento monetario del déficit fiscal, que hace que el Banco Central emita y luego esterilice su propia emisión emitiendo deuda remunerada. Y, en segundo lugar, el incremento de la tasa de interés de la deuda remunerada, algo que fue especialmente notorio desde enero de este año.
«Solo en los últimos 9 meses la tasa efectiva anual de las Leliqs a 28 días (tasa de política monetaria) aumentó de 37,5% a 70%», advirtió.
Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, consideró que “en el corto plazo, las subas de tasas pueden tener un impacto moderador de la inflación y de la corrida cambiaria; pero acelera el crecimiento de la ‘bola de nieve’ de deuda remunerada del BCRA y de la del Tesoro en pesos. O sea, se compra, muy caro, tiempo”.
El economista dijo que “si no se logra remontar la pérdida de credibilidad para aumentar el crédito y poder refinanciarla, será necesario emitir y licuarla con más inflación y con un salto cambiario”.
Lautaro Moschet, otro economista de la Fundación, sostuvo que “el aumento de tasas sirvió para contener la corrida cambiaria y sostener la demanda de pesos. No obstante, es una medida de muy corto plazo, cuyos costos afectan muy fuerte el mediano y largo plazo. Desde el punto de vista de la inflación, el Banco Central estará obligado a emitir una fuerte cantidad de dinero, diluyendo su poder adquisitivo, generando aumento de precios. Por otro lado, el sector productivo se verá perjudicado al aumentar el costo del crédito. En ese caso, las inversiones serán más difíciles de financiar y disminuirán”.
Por último, Eugenio Marí explicó que “en el Presupuesto 2023 el gobierno proyecta una fuerte baja en la inflación, pero esto es muy poco probable. Si sumamos la deuda remunerada del Central, el déficit consolidado que debe financiar el gobierno federal está en 9% del PBI. Con los impuestos a tope y el mercado de deuda local saturado, el gobierno es cada vez más dependiente del impuesto inflacionario, lo que hace imposible una recuperación sostenida en la demanda de dinero y una moderación de la inflación”.