Quizás haya gente que no lo recuerde, pero el 20 de mayo en la Argentina el ministro de Economía era Martín Guzmán, el de Desarrollo Productivo era Matías Kulfas y el secretario de Comercio Interior era Roberto Feletti.
Ese viernes por la noche, los dos ministerios coincidieron en la redacción de un comunicado de prensa, en el que informaban la decisión de encarar «la reorganización de funciones con el fin de fortalecer acciones vinculadas a la reactivación productiva y al abordaje de la problemática inflacionaria».
«Dichas medidas quedarán materializadas en un decreto presidencial donde se reflejarán los correspondientes cambios de estructuras y funciones», se indicaba en el comunicado, en lo que se esperaba una rápida publicación de la medida en alguna de las ediciones del Boletín Oficial de la semana siguiente.
Nada de eso ocurrió. Es más, el lunes 23 de mayo, Feletti presentó su renuncia al cargo y Guzmán designó en su reemplazo a Guillermo Hang, sin que hubiera norma alguna que lo habilitara, ya que la Secretaría continuaba en la estructura al mando de Kulfas.
No obstante, nada impidió que Hang se reportara en los hechos a Guzmán en vez de responder a Kulfas o a su sucesor Daniel Scioli.
Aparentemente, no había demasiado urgencia ni interés en «la reorganización de funciones», al punto que la indefinición en el traspaso de ministerio se demoró tanto que Hang, al cabo de 44 días, también presentó su dimisión, a pesar de que no hubo un solo día en el que haya dependido del Ministerio de Economía.
La formalización del traspaso se concretó finalmente hoy, viernes 15 de julio, ocho semanas después de un anuncio sin ningún valor administrativo. Ninguno de los tres funcionarios originales queda en pie: Kulfas fue reemplazado por Scioli, Guzmán por Silvina Batakis y Feletti primero por Hang y luego por Martín Pollera.
Cambiaron los nombres. Falta saber si con la reorganización resuelta finalmente se podrá abordar la «problemática inflacionaria».