Se trata de un pacto entre los artistas y su público. Unos saben lo que quieren ofrecer y los otros tienen claro lo que van a buscar, y en esa coincidencia es donde explota el show de Kiss, la banda de rock que mejor ha manejado el marketing y el merchadising en la historia.

Si hay algo que me llama la atención es que cuando Kiss explotó en Argentina en el año 1980 con el disco Dinastía, era poco menos que una banda solo para mayores de 18 años condicionada. Sus alusiones a los satánico en la iconografía la ponían en el centro de las críticas de todas las comisiones de padres de las escuelas católicas de la Argentina. Hoy en una radio que era media partner se regalaban entradas a los padres para que vayan con los chicos.

Y es eso. Un show medio circense, medio bizarro, con elementos del antiguo heavy metal, cuando los músicos competían a ver quién ponía en el escenario el dispositivo más extraño posible, desde llamas, pirotecnia hasta músicos volando por encima de las cabezas del público. Un espectáculo para que vayan los padres y los hijos de 10 u 11 años a ver unos verdaderos próceres de esto que es el rock and roll.

Gene Simmons, nacido en Israel en 1949, es el bajista y verdadero cerebro del grupo. Su socio Paul Stanley, nacido en 1952 en Estados Unidos, es el otro «dueño» de la marca. Los bateristas y guitarristas que pasaron por la formación en la vida de la banda eran casi empleados.

Hoy completan el cuarteto Eric Singer, en los parches, configurado como «El Gato» del retirado Peter Criss y el guitarrista Tommy Thayer, como el rayo que encarnó Ace Frehley. 

Se están despidiendo. The End Road Tour de Kiss pasó por Buenos Aires en el Campo Argentino de Polo ante mas de 60,000 personas y otras 160.000 que los vieron por streaming. Es la ultima gira para estos hombres que están en sus 70 años,,,y demuestran estar en condiciones impecables. Stanley, el cantante, sigue en los mismos tonos de cuando tenía 50 años menos. No se le nota para nada.

Para los que tenemos 50 años y algo más, es como una despedida cariñosa hacia estos tipos que nos hicieron felices cuando éramos unos pibitos,,y para los pibitos de hoy, fue disfrutar de un verdadero y clásico show de rock, con todo lo que tiene que tener. Fuego, escenarios que suben y bajan, músicos colgando, el solo de guitarra, el solo del bajista, el solo de batería y el momento de la balada hiper romántica que gusta a todo metalero enamorado de la chica equivocada. Estuvo todo.

Y el final a todo carnaval carioca con «I wanna rock and roll all night and party every day..»,,,todo lo que los fans fueron a buscar y lo que Gene, Paul, Singer y Thayer le dieron…

Eternamente agradecidos muchachos,,,jamas los olvidaremos…