La cosecha de trigo, que alcanzó su máximo histórico, y la suba de los precios de las commodities agrícolas derivada de la invasión rusa a Ucrania podrían generar un nuevo récord de ingresos de divisas por liquidaciones del sector agroexportador, superando incluso los US$ 32.800 millones de 2021.
Sin embargo, la consultora Invecq advirtió que las inconsistencias en la macroeconomía no solo neutralizarán ese efecto positivo sino que, además, podrían representar pérdidas mayores, si se tiene en cuenta no sólo la suba de los precios de los hidrocarburos que la Argentina importa sino también las mayores compras de exterior por la recuperación económica.
En ese sentido, alertaron que a pesar de que en el primer trimestre el ingreso por liquidación por agroexportaciones fue de US$ 7.900 millones, 80% superior al promedio de la última década para el mismo período, el saldo de intervenciones del Banco Central fue negativo en US$ 50 millones, frente al resultado favorable de US$ 2.270 millones de enero a marzo del año pasado.
“El mayor nivel de actividad económica, por un lado, pero principalmente los incentivos generados por un esquema macroeconómico que no cierra están consumiéndose los dólares que ingresan por las exportaciones aún con un estricto control de cambios y trabas múltiples a las importaciones”, remarcó la entidad dirigida por Esteban Domecq.
Al respecto, sostuvo que “la inconsistencia macroeconómica, centralmente en el esquema cambiario, está teniendo una mayor influencia sobre el mercado de cambios que el extraordinario contexto internacional de precios de commodities”.
En el corto plazo, se espera aún que “el resultado externo sea mucho más estrecho de lo que debería ser dada la estacionalidad de la cosecha gruesa”, alertó.
“Normalmente entre los meses de abril y julio el BCRA se hace de una gran cantidad de dólares debido a la fuerte liquidación de las cosechas de maíz y soja. Pero este año, estarán las importaciones energéticas compensando en gran medida ese flujo positivo de divisas”, señaló Invecq.
La consultora planteó que “si el gobierno no logra acumular dólares en la temporada alta, entonces las presiones sobre el mercado de cambios podrían volver a ser muy fuertes a partir del mes de agosto en el que el ritmo de liquidación de exportaciones vuelve a descender” y en consecuencia “la relativa ‘pax cambiaria’ actual (las brechas se han comprimido desde el anuncio del acuerdo con el FMI) tendría poco aliento”.
Otro de los temas de análisis es el impacto de la suba internacional de los precios de los alimentos, que si bien podría ser un elemento a considerar como impulso de la denominada “inflación importada”, para Invecq también es una oportunidad para la exportación.
“Dado que Argentina es un exportador neto de estos bienes, el excedente de dólares que se genera en la economía es una fuente ‘anti-inflacionaria’ mucho más importante que la del impacto particular en algunos alimentos”, aseguró, al tiempo que planteó un dilema: “Si con un boom de precios el BCRA terminó el trimestre vendiendo 50 millones, ¿qué hubiera pasado con los precios internacionales promedio del 2010-2020?”
Invecq ofreció dos opciones como respuesta: “controles mucho mayores sobre las importaciones que llevarían a una recesión económica por falta de insumos para la producción o una pérdida de reservas fuerte y una devaluación del peso oficial y/o en el mercado paralelo, en ambos casos con aceleración inflacionaria más difundida que la actual”.
“No hay dudas de que, en el actual contexto, exportaciones más bajas significarían mayor inflación que la presión adicional que pueda generar sobre algunos alimentos el boom de precios internacionales”, finalizó.