BUENOS AIRES, (ANP).- Creo que fue Joaquín Sabina quien dijo “nunca hay que volver al lugar donde uno fue feliz”. Una “re-versión” de la idea “segundas partes nunca fueron buenas”. Un pensamiento un tanto cobarde, pero eficaz.
Y ahora que se anunció el regreso, luego de 20 años, de «Los Simuladores», pero no en formato de serie, sino “a la pantalla grande”, quienes hemos disfrutado de sus capítulos, no dejamos de tener cierto temor.
El paso del tiempo “agranda” lo que fue un placer ver alguna película o serie cuando uno era joven. Ver hoy la serie “Los Vengadores”, de finales de los 60’, o “Ladrón sin destino” de los 70’, nos da “cierta penita”, porque envejecieron mal (tal vez como uno).
Pero incluso, grandes series, que quisieron volver a retomar el camino del éxito, no lo hicieron de la forma debida. El postergado regreso de “Los Expedientes Secretos X”, con la pareja inicial de Mulder y Scully, fue apenas una sombra del éxito que había logrado inicialmente, y que luego los mismo productores “estiraron” hasta hacerla decaer.
No hablemos del fallido intento de llevar al cine en la década pasada “El agente de CIPOL”. Usaron la “marca”, la época, pero nada de eso sirvió para un productos sin sustancia.
Sólo pudieron eludir esa triste tendencia la puesta en cine de “Los Intocables” y “El Fugitivo”, dirigidas por Brian de Palma y Adrew Davis, respectivamente, que supieron tomar el relato original y ponerlo en valor y en algún caso, hasta mejorarla.
Ahora vuelven “Los Simuladores”, con su elenco y director original. Algo bueno hay en esto, Damián Szifrón, su mentor, creció en el manejo de cámaras y situaciones, como demostró en “Relatos Salvajes”.
Por su parte, los actores principales, Federico D’Elía, Diego Peretti, Martín Seefeld y Alejandro Fiore, no se alejaron en estos 20 años del cine, el teatro, o la televisión, por lo que conservaron y acrecentaron el oficio.
Ahora, habrá que esperar hasta el 2024 para ver cuál es el resultado de este emprendimiento que tanta expectativa generó y del que todos su fanáticos confiamos en que “no choquen la calesita”.