BUENOS AIRES, AGO 9 (ANP) – La situación fiscal de la Argentina se deterioró en junio y eso pone presión adicional al tipo de cambio, porque se espera entonces que el mayor déficit se tenga que compensar con mas emisión monetaria. Según estimaciones del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, el Indice de Equilibrio Fiscal que elabora esa casa de estudios se deterioró 24% respecto del mes anterior.
“En el resultado incidió, por un lado, la caída de ingresos por la reducción de contribuciones patronales a sectores afectados por la pandemia, como los de la salud y los que participan del programa REPRO II o del régimen de Norte Grande”, aseguró Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la UB.
Beker explicó que “en materia de gastos, se registró el incremento estacional debido al pago del medio aguinaldo, así como el aumento del 12,12% en jubilaciones, pensiones y asignaciones, junto con incrementos en los pagos de la AUH a raíz del adelanto del complemento por escolaridad».
El director del CENE señalo que «la contrapartida del quiebre de la disciplina fiscal mantenida hasta mayo fue la presión que los excedentes monetarios en poder del público volvieron a ejercer sobre la cotización del dólar paralelo, el refugio preferido de los ahorristas”.
El crecimiento de la brecha
Según planteó el economista Juan Luis Bour, de FIEL, en el último Informe de Coyuntura que elabora esa entidad, la política fiscal y monetaria expansiva con controles cambiarios «derivó en la aparición (reaparición en gobiernos peronistas) de una brecha cambiaria volátil y creciente, cercana hoy al 80%».
«La brecha se expresa en múltiples tipos de cambio que la autoridad monetaria intenta controlar, con poco éxito y elevado costo en términos de reservas (que caen) y prima de riesgo (que sube). La superposición de brecha y tipo de cambio oficial que cotiza al 55/60% del tipo de cambio “libre” se suma a la existencia de retenciones sobre las exportaciones», señaló Bour.
El economista de FIEL sostuvo al respecto que «todo ello implica que el sector formal exportador –particularmente el productor agrícola- se enfrenta a un castigo ejemplar: recibe de ingreso bruto por dólar de producto exportado (neto de retención) entre 36 y 55 centavos de dólar “de verdad” (el dólar al que podría acceder en el mercado libre). Ello contrae la frontera agropecuaria y limita las exportaciones de todos los bienes y servicios».