Buenos Aires, may 28 (ANP)- La pandemia del coronavirus impactó de lleno en el comercio exterior de la Argentina en abril, con la aparición de dos fenómenos que alteraron notoriamente su composición, con el desplazamiento de Brasil como primer socio comercial por primera vez en más de una década y un derrumbe de las exportaciones industriales.
El economista Pablo Besmedrisnik, director de la consultora Invenómica, resaltó la coincidencia de esos dos fenómenos, ambos productos principalmente de la retracción de la producción automotriz, que en el mes pasado por primera vez en la historia se redujo a cero.
Si bien otros rubros industriales tuvieron caídas significativas en el que fue el primer mes de aplicación plena del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, el sector automotor es clave para explicar el comercio bilateral con el principal socio del Mercosur, razón por la que su caída implicó también un pronunciado descenso del intercambio entre los dos países.
En ese sentido, Invenómica puntualizó que “mientras que las ventas externas a Brasil se redujeron un 57,3%, las exportaciones al resto del mundo cayeron un 11%”, con lo que el país vecino fue desplazado por China como principal destino exportador, en razón de una mayor participación de productos agropecuarios y agroindustriales.
Como en la cuarentena la agroindustria continuó sus actividades tanto para asegurar el abastecimiento de alimentos a la población como para permitir una fuente de ingresos de dólares comerciales, “las exportaciones de productos primarios crecieron un 11%, mientras que las manufacturas de origen agropecuario se contrajeron apenas un 3%”, a diferencia del derrumbe del 58% en las manufacturas de origen industrial, dentro de las que las ventas de automotores se desplomaron un 90%.
Besmedrisnick destacó que como consecuencia de esa evolución dispar “las exportaciones a Brasil como porcentaje del total alcanzaron en abril de 2020 su piso histórico desde 1992: un 8,9%”.
La caída de las exportaciones a Brasil, tanto en términos absolutos como relativos, tiene como realidad subyacente las tensiones políticas entre los dos presidentes, Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, que con casi seis meses de coexistencia de sus mandatos aún no tuvieron siquiera un encuentro virtual, hecho inédito en la relación entre los dos países.
“El tamaño de la destrucción de valor que sufrió la industria argentina como consecuencia de un hecho exógeno, se agrega a una realidad ya compleja que se estaba padeciendo”, apuntó Besmedrisnick.
En ese sentido, señaló que esta nueva realidad “pone de manifiesto la necesidad de implementar políticas inusualmente potentes que en buena medida ya se han implementado, de generar un mecanismo de restablecimiento de la actividad inteligente y, por sobre todas las cosas, de rediseñar estratégicamente la política industrial de mediano y largo plazo”.